Pablo Horcajuelo

Y me Borré del gimnasio

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Cuando era pequeño mi deporte favorito era le fútbol, durante años, jugué y jugué al fútbol, entrenaba y entrenaba, jugaba y jugaba. Un día, abrieron un gimnasio en el barrio donde vivía y empecé a hacer Karate. El Karate marcó y ha marcado mi vida para siempre.

El camino de la mano abierta, de la mano vacía llenó mi cabeza, mi corazón y mi ambición deportiva durante años. Llegué a ser subcampeón de España, sus valores y el carácter que imprimió el karate en mi vida fueron y son imborrables, y así será hasta el fin de mis días.

Empecé con 14 años y dejé la competición con 24. Luego empecé a entrenar mi cuerpo de otra manera, comencé a hacer pesas y lo combiné durante años con carreras de todo tipo, larga distancia, de montaña y de asfalto.

Así durante años, después, empecé a entrenar disciplinas como el crossfit, clases de hit…. Durante años me obligaba , porque al final me obligaba a ir al gimnasio un día sí, otro también.

Estuve así durante más de veinte años, un día sí y otro también.

Llegó la pandemia y no tuve más remedio que crearme rutinas de entrenamiento con los vídeos de Les Mills hacía carrera estática, me coloqué una barra de domin adas y empecé a darme cuenta de que podía entrenar en casa. Trabajaba, entrenaba, leía, no me tenía que desplazar, lo tenía todo.

Entonces, como de la nada apareció un tal Marcos Vázquez y su fitness Revolucionario y lo revolucionó todo. Revolucionó mi manera de entrenar, mi manera de alimentarme, mi manera de cuidarme. Empecé a realizar ayunos intermitentes con sentido, sin hacer sufrir a mi cuerpo. Entendí, que nuestros ancestros no se alimentaban cada cuatro horas porque no podían, se alimentaban cuando cazaban, o cuando recogían frutas silvestres, a veces pasaban horas, días sin poder alimentarse. Seguimos teniendo esos genes, a pesar de los miles de años que han pasado.

Entonces le compré uno de sus programas Efecto Kettlebell. Aquello me encantó, no salgo de viaje sin mi pesa Rusa, con aquel artilugio puedo entrenar además fuerza. El kettlebell me lo llevo al parque, lo utilizo en casa, antes, durante o después de trabajar, puedo entrenar cuando me da la gana y sin tener que desplazarme de mi casa si no quiero.

Lo combino con otros deportes al aire libre como salir a correr o el padel. Ya no necesito el gimnasio para entrenar, puedo entrenar dónde, cómo y cuando quiero y eso es una ventaja

5/5
Pablo Horcajuelo Muñoz

Pablo Horcajuelo Muñoz

Consultor de Marketing digital, ayudo a las empresas a ser visibles en Internet, conseguir tráfico cualificado y aumentar sus ventas.

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