Hubo un tiempo en el que le daba mucha importancia a lo superfluo. A lo que estaba fuera de mi alcance. Un tiempo en el que perdía el tiempo en agradar a los demás. En el que el tiempo se me iba de las manos.
Nunca tenía tiempo para mi y cuando me lo dedicaba, tenía remordimientos de conciencia.
Creía que para conseguir ingresos había que estar todo el tiempo delante del ordenador. Trabajando en la dirección equivocada, con la gente equivocada y con clientes equivocados.
Un día, monte un sistema, un sistema sencillo, fácil de aplicar, ya no tenía que estar delante del ordenador.
Sencillo, 4 pasos.
- Escojo al cliente ( no al revés )
- Adapto el mensaje a ese cliente, no a otro, a ese.
- Adapto el medio publicitario que más interesa al producto o servicio en cuestión
- Apunto bien y disparo.
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